Afecciones del Oído por Bajas Temperaturas

Con la llegada del otoño y el invierno, el frío llega para quedarse en nuestras vidas durante una temporada. Las bajas temperaturas, las inclemencias del tiempo, los espacios cerrados y los cambios de temperatura extremos, pueden afectar la salud auditiva de nuestros niños, beneficiando la aparición de afecciones del oído.

Además, en esta época del año, las defensas de nuestros pequeños están más bajas y son más vulnerables a las infecciones. Es por ello que es muy común que sus oídos sufran las consecuencias de un fuerte catarro y que se vean afectados por una otitis u otro tipo de infecciones.

¿Cómo podemos prevenir las afecciones de oído de nuestros niños?

Entre las afecciones del oído que provocan más consultas en otoño e invierno se encuentran el eccema ótico, la ceruminosis y las infecciones de oído.

Eccema Ótico

El eccema ótico o picor de oídos es una dermatitis de la epidermis, la capa más externa de la piel. En el caso del eccema ótico, la epidermis se inflama, se descama y se enrojece. Esta inflamación se complica si el niño se rasca compulsivamente la zona afectada para intentar calmar ese prurito insoportable. Al frotar la piel sensible, se provoca, sin querer, que la inflamación y el enrojecimiento aumenten y que, a veces, la piel se rompa y se produzcan pequeñas heridas que pueden infectarse.

Por exceso o por defecto, los hábitos de higiene pueden favorecer la inflamación de la piel del oído externo:

-Por exceso: el uso de bastoncillos debe limitarse a la parte exterior del oído, a las orejas, ya que al introducir un objeto extraño en el conducto auditivo se corre el riesgo de introducir aún más el tapón de cera o, peor aún, provocar que se suelten más células dérmicas que produzcan una mayor cantidad de cerumen, perjudicando así la infalamación.

-Por defecto: los niños olvidan incluir dentro de su rutina de limpieza diaria los oídos y las orejas. Es importante indicarles cómo limpiarse el pabellón auditivo y cómo no introducirse los dedos sucios en el oído.

Ceruminosis

Aunque pueda resultar algo desagradable, el cerumen actúa como protector del canal auditivo. Esta secreción es producida por una serie de glándulas que se encuentran en el oído externo. En su camino hacia el exterior cumple una serie de funciones importantísimas para mantener la salud de los oídos:

  • Limpiadora: al desplazarse del interior al exterior del canal auditivo arrastra la suciedad, el polvo o cualquier otro material que haya podido acumularse.
  • Lubricante: su alto contenido en lípidos consigue que la piel del interior del oído permanezca hidratada, evitando así la aparición de picores, sequedad y descamación.
  • Protectora: no sólo captura el polvo y demás suciedad que entra en el canal auditivo, sino que también ayuda a prevenir infecciones por sus propiedades antibacterianas y antifúngicas.

Sin embargo, aunque el cerumen o la cera del oído es una defensa natural del organismo, es importante eliminarlo cuando hay un exceso, ya que hay ocasiones en que ese sistema de “autolimpieza” falla, y de no hacerlo su acumulación puede ocasionar un tapón. Los tapones auditivos causan molestias variadas como dolor, e incluso pérdida de audición, ya que el cerumen acumulado y comprimido en el oído externo ejerce una presión que impide que las ondas sonoras lleguen fácilmente a la membrana del tímpano.

Las infecciones de oído también son comunes con la bajada de temperatura

Hay que diferenciar claramente las otitis externas, que afectan al conducto auditivo externo y tienen un tratamiento sencillo y con escasa trascendencia clínica, de las otitis medias por infección del oído medio, que pueden entrañar riesgos para la audición, entre otras posibles complicaciones.

Otitis externa

La otitis externa es una inflamación de la parte externa del oído y del conducto auditivo externo. Su origen puede ser infeccioso o tener otras causas físicas y es típica en personas, adultos y niños, que realizan actividades acuáticas. El síntoma más característico es un fuerte dolor de oídos que empeora cuando se toca o mueve el lóbulo o cualquier otra parte externa de la oreja. La masticación también puede resultar dolorosa si se tiene otitis externa. En ocasiones hay picor en el canal auditivo antes de que empiece el dolor.

La capacidad auditiva del oído afectado puede disminuir si el pus o la hinchazón en el canal auditivo comienzan a impedir el paso del sonido hacia el interior. La otitis externa puede estar acompañada de fiebre ligeraNo se trata de una infección contagiosa y puede producirse en uno o ambos oídos al mismo tiempo. No es grave y no causa problemas de audición permanentes si se trata adecuadamente.

Otitis media

La otitis media es una inflamación del oído medio. Esta inflamación con frecuencia comienza cuando una infección de la garganta, un resfriado u otra infección respiratoria avanza hacia el oído medio. Estas infecciones pueden ser víricas o bacterianas. La otitis media no solamente produce dolor intenso, sino que puede tener complicaciones graves si no se trata.

Algunos de sus síntomas serían: dolor de oídos, problemas de audición (pérdida, tinnitus…), sensación de oído lleno o presión en el oído, fiebre, drenaje del oído, mareo y pérdida de equilibrio, y náuseas o vómitos.

Consejos para prevenir afecciones del oído en niños

Nuestros niños son especialmente vulnerables a los cambios bruscos de temperatura, cuestión que deja su evidencia en cuadros gripales y víricos variados, pudiendo ello afectar directamente a la salud auditiva de nuestros pequeños.

Para prevenir las afecciones del oído, es importante tomar ciertas medidas simples para proteger a nuestros hijos del inclemente frío:

1. Usar gorro y orejeras

La principal infección durante la época de bajas temperaturas es la otitis provocada por la mucosidad que se genera con los resfriados, sobre todo en bebés y niños.

Para prevenir y evitar que se resfríen, es importante usar prendas que protejan oídos y cabeza, la principal zona por la que se pierde el calor.

2. Evitar los cambios bruscos de temperatura

Los cambios bruscos de temperatura son poco recomendables en general, pero en otoño e invierno estos suelen ser habituales, ya que se pasa de espacios con calefacción, a la calle con mucha rapidez.

Se recomienda prestar atención y abrigarles antes de salir de los lugares cerrados, para mantener el calor corporal el mayor tiempo posible.

3. Prevenir contagios

La nariz y la boca son las vías de entrada a sustancias dañinas que pueden afectar directa o indirectamente a los oídos.

  • Procuremos mantener limpias las manos de nuestro bebé y expliquemos a los niños mayores la importancia de lavarse las manos, para que lo hagan aunque no estemos pendiente.
  • Hay que proteger la boca al toser, si estamos constipados, para no contagiar ni a los menores ni al resto de las personas.
  • Cuidemos las defensas naturales de nuestros hijos, para que estén más fuertes y resistan mejor los catarros, empezando por la alimentación y el buen descanso.

4. Mantener su nariz despejada

Otra medida para evitar una infección de oídos es limpiar sus pequeñas naricitas (con suero fisiológico, por ejemplo) para eliminar en la medida de lo posible la mucosidad que pueda haber en la nariz.

5. Secar bien los oídos tras el baño o el chapuzón.

La humedad puede provocar también infecciones de oído. Para prevenirlas, debemos procurar secar sus oídos tras la ducha o el baño diarios.

Sólo se necesita envolver un dedo en el extremo de una toalla para secar suavemente el pabellón auditivo externo de nuestro niño. ¡Nada de bastoncillos!

En caso de que haya quedado agua dentro, un truco para extraerla, sobre todo cuando el niño es ya mayor, es pedirle que ladee la cabeza y dé pequeños saltos. La presión ejercida por el salto hará que salga con más facilidad el agua que haya podido quedar dentro. Se puede hacer repetidas veces hasta que se logre algún resultado.

Además de esto, la práctica de la natación en piscinas climatizadas y cubiertas puede beneficiar también la aparición de la otitis externa, igual de molesta que la que aparece con los catarros pero que tiene un tratamiento diferente. Es por ello que el mejor consejo sigue siendo secar bien los oídos de nuestros niños después del baño y utilizar protectores auditivos mientras estén en el agua.

6. Vigilar la calidad del aire en el hogar.

Muchas de las afecciones del oído, específicamente infecciones (incluida la del oído), están provocadas por los virus que se encuentran en el aire y, por tanto, también en nuestro hogar.

Es por ello que es importante ventilarla bien, sobre todo las zonas comunes y las habitaciones, donde más tiempo se pasa en familia, con el fin de renovar ese aire.

Aunque haga frío y no queramos que se nos escape el calor de casa, basta con sólo abrir las ventanas unos minutos por la mañana, para conseguir eliminar gérmenes en el ambiente.

Una buena idea es aprovechar cuando los niños estén en el cole o salimos a pasear con el bebé.

7. Mantenerlos lejos del ruido

Los ruidos fuertes no son buenos para la audición de nuestros niños, pero tampoco para los adultos. Por eso, hay que procurar que los locales donde vayamos no sean muy ruidosos, así como tampoco lo sea nuestro hogar. Regulemos el volumen de los dispositivos electrónicos y aprendamos a hablar más bajo.

Cuidar los audífonos ante las bajas temperaturas.

Para nuestros Juniors con pérdida auditiva que son usuarios de audífonos, también debemos de tener en cuenta los consejos para conseguir un buen mantenimiento y limpieza de estos dispositivos con la llegada del frío.

  • Abrigarles con una bufanda u orejeras también ayuda cuando el clima es severo, pues evitamos que el audífono se exponga a cambios bruscos de temperatura.
  • La mayor mucosidad que se produce en temporadas más frías también incide en una mayor presencia de cerumen. En estos casos se recomienda utilizar el “alambre anticerumen” que se entrega con los kits de limpieza de GAES Junior. De esta forma se evitará que una acumulación excesiva de cera impida la salida correcta del sonido amplificado de los audífonos de nuestros niños. Es importante utilizar este alambre con cuidado y sin presionar hacia dentro.
  • Hay que evitar que los audífonos se mojen o se expongan a un exceso de humedad. Por lo tanto, hay que protegerlos de la lluvia y guardarlos en un estuche cuando no los utilicen nuestros peques.

Así que atentos, papis y mamis. Las temperaturas bajas facilitan la aparición de afecciones del oído de diferente consideración que puede perjudicar temporal o permanentemente la salud auditiva de vuestro pequeño.