Aprender a hablar es un proceso instintivo y natural, en el que el entorno y la familia influyen de sobremanera. Por ello es sumamente importante que, como padres, estimulemos al niño desde que emite sus primeros balbuceos hasta que es capaz de pronunciar las primeras frases pues es fundamental para el desarrollo lingüístico del pequeño.

Estimulación del Lenguaje: Paso a paso

El proceso de comunicación verbal comienza con el balbuceo y finaliza con las palabras. Este es el camino que recorre el bebé hacia el lenguaje. Empieza cuando el pequeño emite sus primeros fonemas, alrededor de los siete o nueve meses. Cuando cumple los 12-15 meses, ya debería ser capaz de denominar cualquier objeto o circunstancia por su nombre, aunque no esté bien pronunciado o no sea del todo comprensible.

Es a partir de entonces, y hasta que alcanza los cinco años de edad, que el pequeño desarrolla su potencial lingüístico, ampliando poco a poco su vocabulario y aprendiendo, con los años, a construir frases completas y más complejas.

«Los juegos pueden estimular el aprendizaje del habla del niño»

Este aprendizaje, aunque se produce de forma natural en la infancia, se va adaptando al ritmo y características de cada menor en función de sus deficiencias sensitivas y/o de su crecimiento.

Indistintamente de si el pequeño padece o no pérdida auditiva, es importante que los padres se involucren diariamente en el aprendizaje y estimulación auditiva y lingüística. Para ello, existen infinidad de juegos y actividades con las que se puede apoyar el habla en el bebé.

«La actitud de los padres no debe ser pasiva […] El medio que rodea al niño tiene un papel muy relevante en su desarrollo del habla” B.F. Skinner, psicólogo estadounidense.

«Desde las primeras edades, el entrenamiento auditivo es la base para el correcto desarrollo de la comunicación oral», Margarita Gil, directora gabinete de aprendizaje y lenguaje.

«Los juegos son divertidos para el niño, pero, además, le pueden ayudar a aprender a hablar.»

Cinco juegos de sonidos para aprender a hablar

  • El traductor de sonidos: Un buen ejercicio para que el pequeño aprenda a discriminar los sonidos y los relacione con el lenguaje es hacer de traductor de sonidos. Para ello, el adulto debe traducir con la palabra correspondiente los sonidos y ruidos cotidianos que se producen de forma habitual, como el timbre de la puerta, la lavadora o el teléfono. También se pueden utilizar los de la calle: una sirena, pitidos, un perro o coches. Y los de la naturaleza: un pájaro, el viento, la lluvia, etc.
  • ¿Dónde estoy?: Con este juego se puede enseñar a los más pequeños a localizar el origen del sonido. El adulto se puede ocultar en distintas partes de la casa y emitir un sonido desde su escondite. También se puede hacer esta actividad con la ayuda de un juguete sonoro.
  • ¡Saca la lengua!: Una buena idea para trabajar la motricidad labio-lingual es decirle al pequeño que su cara es una casita, en la que los ojos son ventanas, la nariz el timbre, la boca la puerta y la lengua un amigo que está dentro de ella. Este juego permite entrenar los movimientos. Para ello, hay que pedir al niño que llame al timbre, abra la puerta y que deje salir (y volver a entrar después) a su amigo para dar un paseo.
  • Vamos a soplar: Para aprender a articular bien las palabras, el niño debe ejercitar la respiración y también aprender a acompasar el ritmo de la misma. Un buen ejercicio para ello es jugar a hinchar globos. Otra propuesta es colocar pequeñas bolitas de papel o de algodón sobre una superficie lisa y soplar sobre ellas para lograr que lleguen las primeras a la meta.
  • La orquesta: Este juego permite relacionar el lenguaje gestual con el oral a través de los sonidos. En este caso, será la música la que estimule el habla del niño. El adulto enseña al pequeño los diferentes sonidos de los instrumentos musicales a la vez que realiza el gesto que le corresponde (simula que los toca). Así, el tambor será pon, pon, pon, la trompeta pa, pa, pa y la guitarra ran, ran, ran. El pequeño debe identificar cada gesto y responder con la onomatopeya correspondiente.

Reforzando vocabulario

Además de ellos, existen juegos que ayudan a reforzar el vocabulario del pequeño.

Cuando el pequeño ya ha aprendido a expresar sus primeras palabras, se puede estimular y reforzar su vocabulario, para así poder facilitar la obtención de una comprensión ampliada de su entorno así como una comunicación más fluida.

Juegos para reforzar el lenguaje del niño

Estas son algunas propuestas:

  • ¿Qué hay ahí?: Un cuento con ilustraciones para niños, una lámina o una revista servirán para ayudar al pequeño a ampliar el vocabulario. El juego consiste en contemplar juntos las imágenes y pedirle que señale y enuncie lo que ve en ellas. Cuando no sepa el nombre de alguna de las cosas que observa, el adulto debe decirle qué es y hacerle una breve descripción.
  • El tren de las palabras: «Llevo un vagón de… (fruta, animales, colores, etc)». A partir de esta frase el niño y el adulto empiezan a llenar el tren con palabras de la familia elegida. El adulto puede incorporar las menos usuales para que el pequeño pueda participar de forma activa en el juego, a la vez que aprende nuevas palabras.
  • Veo, veo: Este clásico juego enseña al niño a describir cosas y le ayuda a desarrollar vocabulario. El menor (o el adulto) elige un objeto que esté a la vista y comienza a dar pistas, entre ellas, su color, la letra por la que empieza o su situación. El turno termina cuando el otro jugador adivina qué es.

Posibles errores y carencias en la comunicación.

Adicionalmente a esto, en muchas ocasiones, solemos cometer ciertos errores que no benefician en nada al pequeño. Debemos estar atentos a cómo nos relacionamos con él y buscar formas de corregir nuestro comportamiento para que el niño saque mayor partido a tales actividades.

Consejos para no frenar el habla del niño

  • Dejarle hablar. No interrumpir al niño cuando quiere expresarse para corregirle, ni terminar las frases por él para acelerar la conversación.
  • Aprovechar cualquier ocasión para introducir más vocabulario, explicarle las palabras nuevas y su significado.
  • Leer con el pequeño cada día y dejarle participar de forma activa en la lectura. Hay que responder a sus preguntas sobre ella.
  • No corregirle cuando articule mal una palabra. Es mejor introducir el término de forma correcta de nuevo en la conversación.
  • Los padres son el principal modelo lingüístico para el niño. Por eso hay que cuidar el propio vocabulario y evitar utilizar un lenguaje infantilizado con el pequeño.

Fuentes:

consumer.es

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