Es habitual que, durante estas fiestas, acudamos con nuestros hijos a las ferias destinadas al público infantil, en las que se pueden encontrar todo tipo de atracciones de feria, el tren de la bruja, la noria, el tiovivo, entre otros. Las atracciones de ferias intentan llamar la atención con luces de colores, vistosos escenarios y, sobre todo, música y ruido… mucho ruido.

Esto podrá parecernos evidente y normal, pero resulta un serio problema que puede afectar la audición de los más pequeños, dado que el sonido generado en estos lugares llega a alcanzar hasta los 90 decibelios. Un estudio realizado por el Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad del País Vasco nos advierte sobre el problema y nos muestra una comparativa, en la calle más ruidosa de la ciudad de Bilbao, en una hora punta se llegan a alcanzar hasta 70 decibelios, 20 menos que en una de estas ferias infantiles.

El problema afecta a adultos y, especialmente, a niños, pues tanto ruido puede provocar diversos problemas en los adultos, pero con más énfasis en los niños, provocando dolor de cabeza, irritabilidad, estrés, pérdida de concentración y similares, ya que el ruido que se genera en estos entornos es comparable al ruido que genera un martillo neumático.

Los adultos podemos adaptarnos en cierta medida al ruido que nos rodea, sin embargo, los pequeños son mucha más sensibles y carecen de este particular entrenamiento. En el estudio de la Universidad del País Vasco, se han detectado diversos casos en los que los niños sufren estados de ansiedad y excitación resultantes de la exposición al ruido ferial. Nada desdeñable dado que los peques suelen tolerar menos las consecuencias dañinas.

El ruido es un problema que afecta a la salud en general y, en especial, a la salud auditiva de los niños. En estas fechas navideñas son muchas las ferias que se instalan en las poblaciones, en cada atracción predominando la música a un nivel elevado a la que hay que sumar el ruido de las propias atracciones y el del público asistente. Relacionamos esta gran carga de decibelios con el carácter festivo del lugar y no nos importa, es más, creemos que es lo normal y pasa relativamente desapercibido.

En ocasiones es complicado eludir la asistencia a este tipo de entornos, con lo que, si asistimos, debemos extremar las precauciones. Debemos tener en cuenta que tanto ruido puede provocar pérdida auditiva en los pequeños.

Para que nada os impida disfrutar del jolgorio de estas señaladas fiestas, y para que podáis disfrutar de la tranquilidad de saber que la audición de los más pequeños, existen protectores auditivos para el ocio específicos para la audición de vuestros hijos, ideales para proteger sin restar diversión.

¡Que nada os estropee estas Navidades!

Fuentes:

bebesymas.com

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