Con cada cambio de estación, las defensas de nuestros hijos se ponen a prueba con contundencia. La bajada o subida de temperatura siempre contribuye a debilitar el sistema inmunológico de nuestros niños que, con la nueva temporada, se resiente de más. Con ello comienzan a hacer acto de aparición catarros, gripe, otitis, conjuntivitis y demás enfermedades comunes. ¡Debemos estar preparados!

Pero ¿realmente podemos preparar las defensas de nuestros hijos para afrontar estos cambios de estación? La mala noticia es que no podemos crear una barrera que impida que el niño o la niña coja un resfriado a lo largo del año. Sin embargo, la buena noticia es que sí podemos preparar a su sistema inmune y, sobre todo, ayudarle a combatir las enfermedades más comunes de la etapa escolar, esa que ahora resulta más preocupante debido al coronavirus.

¿Qué podemos hacer para aumentar las defensas de nuestros hijos con el cambio de estación?

El sistema inmune del cuerpo humano funciona mejor cuanto más entrenado esté, es decir, los niños y niñas desde pequeños han de enfrentarse a las bacterias y virus presentes en el medio ambiente. Es por ello que, cuando son más pequeños e inician la educación infantil sufren más catarros que cuando van creciendo y están en cursos superiores. De hecho, los más pequeños pueden llegar a padecer más de ocho catarros a lo largo del curso escolar. Se va reduciendo sensiblemente estas patologías cuando su sistema inmunológico va fortaleciéndose y tiene más armas para combatir a todos estos patógenos invisibles que se hallan en su entorno cercano.

No obstante, los padres podemos ayudar a sus defensas a realizar mejor y más fácilmente su labor. Algunos hábitos de vida saludable pueden ayudar.

Alimentos ricos en vitaminas y nutrientes

Alimentos como las zanahorias, judías verdes, naranjas o fresas tienen carotenoides, son fitonutrientes que aumentan la inmunidad del organismo. Estos elementos pueden aumentar la producción de glóbulos blancos para combatir las infecciones propias de la estación. Según los estudios, las dietas ricas en fitonutrientes también protegen contra otras enfermedades y afecciones, como la sordera infantil o los problemas cardíacos en personas adultas. Asegúrate, por lo tanto, que tu hijo lleva una dieta rica en frutas y verduras y que las come a diario.

Adiós azúcar

El azúcar puede alimentar a las bacterias más patógenas y desplazar a las buenas que estimulan el sistema inmunológico. Por lo tanto, preparemos a nuestros hijos para comer fruta para la merienda en lugar de alimentos procesados y evitemos la ingesta de dulces y refrescos, sobre todo aquellos elaborados con edulcorantes como la Stevia.

Un poco de ejercicio diario

La buena salud está estrechamente relacionada con una práctica frecuente de deporte o ejercicio. Realizar una actividad física de forma regular, puede fortalecer el sistema inmunológico del niño. El ejercicio provoca cambios en los glóbulos blancos y los anticuerpos, activándolos y fortaleciéndolos para prepararse como respuesta a ese desgaste de energía. Estos circulan más rápidamente y son capaces de detectar antes las enfermedades. ¡Hagamos ejercicio con nuestros niños!

Buen descanso para unas buenas defensas

La falta de sueño y el cansancio nos hace más susceptibles a las enfermedades al reducir los anticuerpos, que son las armas con las que cuenta nuestro organismo para combatir a los virus y bacterias. Por lo tanto, nuestros hijos han de dormir las horas suficientes para garantizar su descanso. Un bebé puede llegar a dormir cerca de unas 16 horas, los niños pequeños entre 1 y 14 horas diarias, mientras que los preescolares necesitan entre 10 y 13 horas para descansar bien.

Buenos hábitos de higiene

Otro hábito fundamental es enseñar a nuestros peques a tener unas buenas medidas de higiene. Según los pediatras, una de las mejores armas para combatir virus y bacterias es realizar algo tan sencillo y cotidiano como lavarse las manos. Una buena y habitual higiene de manos, así como toser o estornudar en el codo, no compartir objetos personales puede ayudar a las defensas de nuestros niños, y más ahora que están expuestos a un nuevo virus.

Otras sugerencias

  • Mantener una temperatura estable y apropiada dentro del hogar.
  • Procurar que el niño esté alejado del humo de tabaco u otros.
  • Dedica unos diez minutos del día a ventilar la casa.
  • Complementos alimenticios infantiles, para reforzar los nutrientes.
  • Probióticos para las defensas: refuerzan su salud intestinal y absorción de nutrientes.
  • Cuidar la conservación de los alimentos, para evitar que se contaminen en el descongelamiento o por la exposición inadecuada al calor.

El gran problema de que nuestros peques tengan las defensas bajas es que se pueden enfermar con facilidad si no adecuamos sus hábitos, llevando una vida más sana y equilibrada, en la que puedan desarrollarse sin padecer constantemente de los envites de las estaciones.

¡Mejor prevenir que curar, papis y mamis!

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