No hay nada más placentero que ver a nuestro pequeño derrochar energía y felicidad.

Estos momentos álgidos, que deben ser el motor de su futuro, dependen en gran medida de su estado de salud, impulsado, básicamente, por un entorno emocional estable y un estilo de vida saludable. Y es que comer de forma adecuada y practicar ejercicio de forma regular no sólo les proporcionará fuerza, sino que también les mantendrá alejados de posibles daños en la audición.

Un análisis de los trabajos científicos realizados durante los últimos 80 años en el sector, ha demostrado que la salud cardiovascular afecta a la audición y la capacidad de entender el habla.

Este hecho se produce porque el oído, que traduce el sonido en señales eléctricas, y el cerebro, que interpreta estas señales, depende del flujo sanguíneo y del oxígeno que halla en él.

Las enfermedades cardiovasculares pueden inhibir los nutrientes que el oído interno necesita para analizar el sonido. El sistema auditivo afecta también al bulbo raquídeo y las áreas del cerebro que interpretan aquello que escuchamos. La relación entre corazón y oído es tan simple como que el sistema auditivo necesita la correcta recepción de los nutrientes, ricos en oxígeno principalmente, para poder operar correctamente.

Y es justamente el flujo sanguíneo, que depende de la salud cardiovascular, el encargado de transportar todos los nutrientes y oxígeno hasta los diferentes órganos del cuerpo.

Es por ello que es esencial motivar al pequeño para realizar diferentes tipos de actividad física que puedan ayudar a que, su corazoncito, bombeé suficientes nutrientes y oxígeno a todo su cuerpo, facilitando su bienestar y su correcto desarrollo.

Muchas veces basta con realizar actividades tan simples como:

  • Dar un paseo junto al perro por algún entorno natural.
  • Bailar en la comodidad del hogar, mientras se escucha alguna canción movida.
  • Motivar al pequeño para que ayude con las tareas del hogar: barrer, fregar, recoger la casa, etc.
  • Llevarle al parque una hora mientras corretea por los espacios de ocio.
  • Incentivarle a que practique algún deporte a su elección.

En estos casos, practicar cualquier actividad al aire libre y en familia, motiva al niño para continuar con esa rutina que tanto bien les hace a ellos y a nosotros como padres.

Adicionalmente a esto, es fundamental cuidar la alimentación, controlar la ingesta de glucosa como las bebidas azucaradas, por ejemplo, ayudará a mantener la salud cardiovascular de vuestro pequeño y a evitar enfermedades como la obesidad que afectan tanto su desarrollo.

Consumir de forma diaria frutas y verduras, así como la ingesta de pescado debe ser muy habitual.

¡Y Recordad! La práctica de ejercicio físico no solo le ayudará a estar en forma y mejorar su autoestima, sino que también le prevendrá de enfermedades del corazón.

¡Mejor prevenir, que curar!

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