Publicación 23-03-2022
Es probable que la tarea más importante del adolescente sea la búsqueda de su propia identidad.
Dicha búsqueda puede presentarse de varias formas:
- Desarrollando los propios valores.
- Sintiéndose orgullosos por las realizaciones personales que van consiguiendo.
- Manteniendo relaciones estrechas con otros chicos de la misma edad.
Los adolescentes se ven muy influidos por sus iguales, se identifican con el grupo y tienden a hacer lo que la mayoría haga, pues se consideran más capaces que los adultos para comprender la amistad y las cosas importantes de la vida, aunque la realidad sea diferente. Necesitan satisfacer su sensación de pertenencia a un grupo homogéneo de iguales.
En esta etapa se produce con frecuencia una inclinación a intensificar los contactos sociales y a enfrentarse a los progenitores; es la edad de las rebeliones frente a la sociedad, a las costumbres y, por supuesto, frente a los padres; es la edad de las actitudes excéntricas, despreciativas y orgullosas que constituyen un intento de reafirmarse uno mismo frente al medio. Los jóvenes sienten un conflicto constante entre el deseo de ser independientes de sus padres y el darse cuenta de todo lo dependientes que son en realidad. En esta lucha rechazan la ayuda y guía de sus progenitores e ignoran las opiniones de estos, pues las consideran pasadas de moda o irrelevantes y, de manera provocadora, dicen y hacen cosas que suscitarán ofensas en los mayores.
Los sentimientos ambivalentes de los adolescentes son parejos a los sentimientos ambivalentes de sus propios padres, pues se debaten entre el deseo de que sus hijos sean independientes y el deseo de que sigan dependiendo de ellos; pero los jóvenes tratan de encontrar sus propios valores en una sociedad confusa y se preocupan mucho por la autenticidad de las personas a las que tienen como modelos. Por esta razón, si detectan cualquier desviación entre el comportamiento esperado y el comportamiento real de la persona a quien admiran, la acusarán de hipocresía, pues no entienden que a aquellos adultos que pueden haber encontrado sus propios valores les cueste tanto trabajo vivir de acuerdo con ellos.
Los adolescentes necesitan libertad para tomar sus propias decisiones, les gusta conocer la actitud de los padres ante los problemas, pero ellos quieren elaborar sus propias conclusiones y desean ser escuchados, respetados y que se los tome en cuenta. Sin embargo, los conflictos intergeneracionales surgen cuando los jóvenes desean hacer cosas para las cuales, según sus padres, no están preparados. Una vez que padres e hijos alcancen un equilibrio entre lo que está y no está permitido, desaparece este tipo de conflicto.
Las numerosas identidades del adolescente
Durante los primeros años, los adolescentes tienen varias identidades, desarrollo de múltiples “yo”, probando diversos roles y personalidades.
Según los expertos, encontramos cuatro caminos hacia la “identidad”:
- Difusión: Dificultades para cumplir las demandas habituales que hacemos a los adolescentes. Ejemplo: Completar tareas escolares, pensar lo más conveniente para su futuro…
- Identidad Prematura: Los adolescentes aceptan y adoptan roles y costumbres familiares en lugar de explorar alternativas. Por ejemplo: Padre médico=hijo médico…
- Identidad Negativa: Desafío, rebeldía. Ejemplo: Padre o madre maestros o catedráticos, hijo/a se niega a ir a la Universidad…
- Moratoria de la Identidad: Pausa en la formación de la identidad. El adolescente se enfrasca en un viaje aventurero, en una misión religiosa…
Cinco pasos para hablar con nuestros adolescentes.
Según Todd Kestin, coach, padres e hijos hablamos “lenguajes diferentes”. Los adolescentes “no comparten cerebros ni el mismo idioma”, ¿qué podemos hacer ante esta situación?
Se propone lo siguiente:
- Reconocer la realidad de nuestro adolescente (desarrollar nuestra empatía).
- Escuchar de manera activa.
- Adaptar nuestra perspectiva a su modo de ver las cosas.
- Confirmar lo que escuchamos, él/ella notará nuestra atención.
- Responder con suavidad mientras se dialoga con nuestros adolescentes. Frases que los adolescentes “no quieren oír”: “Ya te lo dije…», “Porque sí”, “Porque lo digo yo», «Porque estás en mi casa…”
Con estas pequeñas pautas, nuestros adolescentes podrán notar que existe una verdadera necesidad de conexión con ellos, así como un respeto basado en la comprensión y el afecto. No es un camino fácil, pero la comunicación es la base para que cualquier relación afectiva logre ser sana y duradera.
Fuentes: