A estas alturas, todos somos conscientes de lo dañino que es el humo del tabaco. Pero ¿qué sucede con los niños que están expuestos a él? El humo del tabaco es generador y potenciador de enfermedades que repercuten de forma directa en la salud infantil, y perjudica mucho más de lo que creemos saber.

En España, el 73% de los padres fumadores reconoce hacerlo alguna vez en presencia de sus hijos y, por ello, cerca del 50% de los niños están expuestos diariamente al humo ambiental del tabaco en el medio familiar, una circunstancia prevenible según los expertos.

Tal y como explica el doctor Sergio Morchón de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital de Bellvitge de Barcelona, “los niños son más susceptibles a los tóxicos presentes en el humo del tabaco ya que presentan un aumento considerable del riesgo de padecer enfermedades tanto pulmonares como de otros tipos, con respecto a los niños no expuestos a estos tóxicos”.

En este sentido, alrededor del 80% de los casos de asma persistente se desarrollan antes de los 6 años.

Efectos del tabaquismo paterno en la infancia

Lasprincipales enfermedades causadas por el humo del tabaco en los niños son todas aquellas asociadas con el aparato respiratorio. Así, según el doctor Morchón, “los niños expuestos al humo del tabaco presentan un aumento del 15% del riesgo de padecer asma en relación a los niños no expuestos. La presencia de partículas pesadas en el humo del tabaco es también responsable de la hiperreactividad en los niños”.

Enfermedades como la bronquitis o la otitis también son más susceptibles de estar presentes en los niños expuestos al humo del tabaco y esta exposición se asocia a la disminución de audición infantil.

Junto con la bronquitis, la otitis es la responsable del 25% del absentismo escolar en los niños por enfermedad.

El tabaquismo paterno puede repercutir también en el desarrollo cognitivo y físico de los niños. Recientemente, se ha asociado la exposición al humo del tabaco con el déficit de atención en la infancia. La causa parece ser que, las más de 4.000 sustancias presentes en el humo del tabaco, en contacto con el niño, pueden derivar en cambios importantes en tejidos en desarrollo como el cerebro.

En cuanto al desarrollo físico, se indica que, desde el embarazo, donde el tabaquismo es el responsable del bajo peso del niño al nacer, el humo del tabaco puede ser una importante traba al normal desarrollo físico. Las enfermedades pulmonares como el asma o la bronquitis condicionan una peor oxigenación de tejidos en rápido crecimiento y, por tanto, con grandes exigencias de oxígeno.

Pero eso no es todo ¿Y el “humo de tercera mano”?

No sólo es la exposición directa al humo del tabaco lo que incide en la salud infantil, ya que el considerado como “humo de tercera mano” puede convertirse en una causa de aparición de estas enfermedades en los niños.

Se considera “humo de tercera mano” a las partículas presentes en lugares donde se ha fumado, como el salón de casa o el coche, las cuales quedan adheridas a prendas, telas o permanecen en el propio ambiente. Estos lugares, contienen una cantidad medible de sustancias provenientes del humo del tabaco, a pesar de que hayan pasado muchas horas desde la última vez que se fumó. Es por ello, que no es suficiente con no fumar delante del niño, ya que permanecer en una habitación donde se ha fumado en un plazo relativamente corto, puede ser causa de la aparición de estas mismas enfermedades en nuestros hijos.

Así que, en resumen, ¿Cuáles son los problemas que el humo del tabaco puede ocasionar en el niño?:

  • Mayor riesgo de bajo peso al nacer. Fumar durante el embarazo puede causar un bajo peso del bebé en su nacimiento y unos pulmones más débiles.
  • Los niños que han estado expuestos al humo del tabaco durante el embarazo, o al poco de nacer, presentan el doble de riesgo de pérdida de audición, en comparación con los que no estuvieron expuestos al mismo.
  • Mayor riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Existe una mayor probabilidad de síndrome de muerte súbita del lactante en aquellos bebés cuyas madres han fumado durante el embarazo.
  • 50% más de otitis. La exposición al humo del tabaco causa inflamación y obstrucción provocando dolor e infección. Las infecciones de oído son la causa más común de pérdida de audición.
  • 20% más de crisis asmáticas. El humo del tabaco puede incrementar la frecuencia de ataques asmáticos.
  • 30% más de infecciones respiratorias. El humo del tabaco puede causar infecciones tales como la neumonía, bronquitis y bronquiolitis.
  • Mayor probabilidad de irritaciones de mucosas (garganta, ojos y nariz). La exposición al humo del tabaco provoca irritaciones en las mucosas. En los ojos provoca malestar físico como escozor y excesivos parpadeos.
  • Mayor número de ingresos hospitalarios. Los hijos de padres fumadores o niños expuestos al tabaco por largos periodos de tiempo tienen un mayor número de ingresos hospitalarios durante su primer año de vida.
  • Mayor absentismo escolar. Derivado de enfermedades respiratorias.
  • Mayores probabilidades de padecer hiperactividad y déficit de atención. Produciendo así bajo rendimiento escolar y complicaciones en las interacciones sociales.

Su salud está en nuestras manos

Dejar de fumar no sólo incidiría positivamente en nuestra salud o en la de nuestros hijos en la actualidad, sino que también repercutirá muy positivamente en su bienestar futuro.

Según varios estudios, se ha observado que los niños que conviven con padres o hermanos fumadores tienen más probabilidades de ser fumadores por el rol ejemplificante que ejercen estas figuras en determinadas fases de la preadolescencia.

Además de ello, es importante tener en consideración lo siguiente:

  • Ningún espacio en el que se consuma tabaco se puede considerar seguro.
  • Estar 8 h en un lugar cerrado con una concentración elevada de humo de tabaco puede equivaler a fumar unos 16 cigarrillos.
  • Los españoles son los europeos que más fuman en casa en presencia de niños. Un 52% de los fumadores españoles, aproximadamente 5,8 millones de personas, lo hacen.
  • No fumes en presencia de niños.
  • Si tienes hijos y eres fumador, convierte tu casa y tu coche en espacios sin humos. Aplica la misma norma a las visitas.
  • Fuma sólo al aire libre. Fumar asomado por una ventana no tiene sentido, ya que siempre entra humo en la casa.
  • En el caso de que fumes en casa, fuma sólo cuando estés solo, en un único espacio separado físicamente del resto y ventila después durante un tiempo.

Lo más importante es proteger a los más vulnerables del perjudicial humo del tabaco. Nuestros niños deben poder crecer en un entorno lo más saludable posible, aunque ello dependa de dejar atrás nuestros malos hábitos.

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