¿Qué es la Exóstosis Auditiva u Oído de Surfista?

Estar en contacto continuo con agua y viento fríos puede producir un crecimiento anormal de hueso en el conducto auditivo externo, afectando así a la audición del joven.

Exóstosis auditiva o el comúnmente llamado “oído de surfista”

El término médico de este crecimiento óseo se denomina exóstosis, también conocido comúnmente como oído de surfista. Este término se debe al hecho de que la causa principal de la exóstosis es un contacto reiterado con agua y viento frío, por lo que esta afección suele afectar a surfistas, de todas las edades, principalmente a aquellos que surfean en aguas frías. Sin embargo, esta patología no solo afecta a este grupo, sino que puede afectar también a aquellas personas que practican esquí, kayak, pesca, navegación, submarinismo y cualquier otro deporte en el que los oídos estén en contacto con agua y viento fríos.

El oído de los jóvenes, bien por su ritmo de vida o por su cotidiana despreocupación, es susceptible de padecer afecciones relacionadas con sus rutinas de ocio y deporte.

Una exposición continua al frío del viento y del agua puede provocar un crecimiento anormal del hueso que recubre el conducto auditivo externo para proteger al tímpano de condiciones externas extremas. La exóstosis no es necesariamente peligrosa en sí misma, pero al estrecharse el conducto auditivo se dificulta el drenaje del agua, del cerumen y demás residuos que puedan introducirse en el conducto auditivo, lo que favorece las infecciones de oído y otitis recurrentes.

Recordemos que tener infecciones frecuentes puede llegar a provocar una pérdida de audición permanente en el oído de cualquier persona, en especial, el del niño dado que es más sensible.

Si no se sigue un tratamiento para esta condición, el crecimiento óseo puede llegar evolucionar hasta obstruir por completo el conducto auditivo.

Tratamiento y Cirugía para la Exóstosis Auditiva

Para casos leves, el tratamiento suele ser la limpieza de oído que se debe hacer de forma periódica además de utilizar gotas secantes de alcohol boricado en los oídos para secar el canal auditivo después de la exposición al agua o al frío. (Consultar previamente con el pediatra y otorrino)

Es importante secar bien los pabellones auditivos y la zona accesible del conducto con la punta de un paño limpio. En el caso de estar en contacto con el agua, es fundamental el uso de tapones en los oídos y gorro de baño para mayor control.

En casos más graves, el tratamiento a seguir es la cirugía. Existen dos tipos de intervenciones quirúrgicas para extraer el hueso: Uno de los métodos consiste en realizar una pequeña incisión detrás del oído y extirpar la excrecencia de hueso mediante una fresa quirúrgica, mientras que el segundo método consiste en extraer el hueso introduciendo la fresa quirúrgica directamente en el interior del conducto auditivo.

Tras la cirugía, el paciente debe evitar el contacto con el agua fría o el viento durante un periodo de 2 a 6 semanas, según indicaciones. En el caso de los niños, es importante evitar que se introduzcan los dedos sucios en los oídos y eviten el contacto con otros factores que puedan afectar su recuperación.

Si se continúa en contacto con estas condiciones extremas sin proteger el conducto auditivo después del tratamiento, las malformaciones de hueso pueden desarrollarse de nuevo y, así, volver a sufrir de esta afección, entre otras de mayor consideración.

Proteger los oídos es fundamental. Con estas condiciones es crucial utilizar tapones, gorros y otro tipo de equipos destinados a evitar que el agua y el viento fríos, entren en los oídos de nuestros jóvenes y nuestros seres queridos.

¡Cuidemos de su hobby y su pasión, cuidándolos a ellos también!

Fuente: 
Hear-it.org