Los primeros tres años de la vida de un niño representan un periodo importante y fundamental para su desarrollo físico, emocional y psicológico. La música puede ser un vehículo para que el niño abarque las áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de la capacidad de lectura y escritura.

Existen terapias musicales basadas en la reeducación del oído que promueven la motivación interna para escuchar, corregir el control audio-vocal y afinar el circuito entre el oído y la voz, el cual es muy importante para tener un control propio del habla. Una de estas terapias es la conocida como método Tomatis y consiste en escuchar composiciones de Mozart filtradas a ciertas frecuencias altas, cantos gregorianos y la voz materna tal y como se escucha desde el útero.

Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espaciotemporal. Al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral.La música, sobre todo la música clásica de Mozart, provoca:

  • Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.
  • Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
  • Es una manera de expresarse.
  • Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje.
  • Brinda la oportunidad para que los niños interactúen entre sí y con los adultos.
  • Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
  • Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.
  • Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
  • Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

En resumen, ese estímulo de la inteligencia en los más pequeños, les abre las puertas de su creatividad, para que aprendan más y mejor dentro de sus posibilidades. Así pues este tipo de terapias también son muy eficaces indicadas para niños con problemas de aprendizaje y trastornos varios en su desarrollo.

Las terapias musicales también son beneficiosas para los problemas de equilibrio y coordinación relacionados con el oído, problemas de integración sensorial y de motor, trastornos generalizados de desarrollo y problemas de oído en general.

Para hablar, escuchar, leer y escribir es necesario saber discriminar y analizar los sonidos que nos llegan, con lo cual el correcto funcionamiento del oído es fundamental. Esta es la base para cualquier aprendizaje: cuanto mejor entrenado tengan los niños el sentido auditivo, más facilidades tendrán a la hora de realizar esas tareas.

Ponerles música, hablarles, leerles, que repitan nuestras palabras, que tarareen, realizar juegos lingüísticos… todo es bueno para desarrollar el oído. En cualquier caso, los niños con problemas y trastornos, tienen que ponerse en manos de especialistas que aconsejarán cuál es el mejor tratamiento para cada caso.

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